El desafío federal en tiempos de ajuste

Se fortalecieron los vínculos interprovinciales dado que distintos gobernadores atraviesan el mismo problema: la falta de recursos que complica la gestión local. Escribe Agustina Rocío Fernández*, para El Economista.

Cuando el presidente Javier Milei presentó el Presupuesto 2025, estableció como “piedra basal” del Gobierno el déficit cero. En esa oportunidad, envió un fuerte mensaje a los gobernadores, a quienes advirtió que para garantizar la baja del gasto público consolidado deben hacer un ajuste de US$ 60 mil millones aunque esa cifra fue ajustada posteriormente por otros voceros oficialistas.

 

Los mandatarios provinciales reaccionaron rápidamente. Maximiliano Pullaro afirmó que “es la Nación la que le debe a las provincias” y que “preocupa que se le siga pidiendo esfuerzos a la provincia”. En tanto, Ricardo Quintela rechazó el ajuste prometiendo “garantizar que la gente perciba su salario en tiempo y forma, aumentar los salarios cuando podamos”. En el mismo sentido se pronunció Carlos Bianco, ministro de Gobierno de Buenos Aires: “No vamos a participar de ese ajuste porque queremos lo contrario”, planteó.

 

A su turno, Carlos Sadir recordó todos los recortes del Gobierno Nacional que vienen afectando a las provincias, tales como “la eliminación de subsidios al transporte, del Fonid, de las transferencias discrecionales y el recorte de programas de salud”, entre otros.

 

Ligas provinciales

 

La firma del Pacto de Mayo tuvo baja incidencia en la relación Nación – Provincias. Por el contrario, las exigencias del Presidente fortalecieron los vínculos horizontales, es decir, interprovinciales. Esto sucede porque distintos gobernadores atraviesan los mismos problemas: la falta de recursos complica la gestión local.

 

En ese marco, a fin de alcanzar mayor peso en las negociaciones, se fueron formando distintas “ligas” entre mandatarios que viven situaciones similares, profundizadas por las particularidades que presenta cada región. Entre ellos, la Patagonia, el Norte Grande, el Litoral y la Región Centro.

 

Ideología vs. Intereses

 

En estos días, seis gobernadores firmaron una declaración conjunta en la que se establece la creación de una nueva región integrado por las provincias del Litoral. El escrito lleva las firmas de los radicales Leandro César Zdero, Gustavo Valdés y Maximiliano Pullaro. Pero también las de Rogelio Frigerio (PRO), de Hugo Passalacqua que pertenece a una fuerza provincial (Frente Renovador de la Concordia) y hasta del peronista Gildo Insfrán.

 

Esto vislumbra una fuerte heterogeneidad ideológica, lo cual implica un gran desafío a futuro: cómo sortear las diferencias programáticas en función de los intereses comunes. La consigna central es “federalismo” en contra del “puerto que siempre nos dio la espalda”, en palabras de Passalacqua.

 

Antecedentes

 

Esta experiencia no es nueva. La Región Centro, la Patagonia y el Norte Grande vienen formando alianzas intergubernamentales con el objetivo de fortalecer a las regiones en los debates nacionales. Los primeros en hacerlo fueron los gobernadores del sur, y sólo la CABA y la Provincia de Buenos Aires no firmaron aún acuerdos para integrar una región.

 

La influencia de los gobernadores se hizo notoria, por ejemplo, cuando actuaron como bloque para que la inversión en la planta de gas licuado de YPF y Petronas en aquel momento, se instale en Río Negro. Los mandatarios patagónicos supieron defender un objetivo estratégico a fin de obtener un beneficio territorial exclusivo.

 

La llegada de Milei a la presidencia y el desorden en las identidades partidarias tradicionales hicieron que los gobernadores volvieran a poner el foco en la territorialidad de las gestiones. La cuestión de los recursos resalta los intereses provinciales más allá de los signos políticos. Por eso, la lucha contra el ambacentrismo, en favor del “verdadero federalismo”, genera mesas de diálogo y en las que las diferencias programáticas se dejan de lado.

 

En el Congreso

 

El diálogo entre varios mandatarios dialoguistas para coordinar acciones en el Congreso es continuo y se realiza desde hace varios meses. El federalismo se reflejó en la Cámara Alta cuando un grupo de senadores nacionales cercanos al Gobierno conformaron el interbloque Provincias Unidas.

 

El nuevo espacio cuenta con legisladores que responden a gobernadores como Martín Llaryora, Ignacio Torres, Gustavo Sáez y Rolando Figueroa. En números, se trata de seis senadores que buscan más peso a la hora de negociar con el Gobierno.

 

En tanto, en Diputados, el eje federal se hizo notar en el comportamiento, por ejemplo, de los legisladores tucumanos, quienes rompieron con Unión por la Patria para formar su propio bloque, tratar la agenda como provincia y no como espacio partidario, y acercarse así al oficialismo.

 

En este contexto, el debate por el Presupuesto que se avecina mostrará con intensidad las demandas regionales.

Agustina Rocío Fernández. Estudiante de la carrera de Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica de Argentina, para El Economista.

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