El pescado chaqueño que conquista el paladar estadounidense

La empresa Puerto Las Palmas, junto a la compañía de ropa outdoor Patagonia, hizo historia al enviar la primera exportación de pacú arrocero a los Estados Unidos

Tiempo atrás Yvon Chouinard, ecologista y empresario fundador de la marca Patagonia, afirmó que “las personas compran ropa un par de veces al año, pero comen todos los días. Si queremos salvar al planeta, tenemos que empezar con la comida”. Sus dichos además de tener el objetivo de promover el cuidado del planeta estaban ligados a la nueva unidad de negocios hacia la que se ampliaría la marca de ropa outdoor basada en California: la promoción de la agricultura orgánica regenerativa.

 

El resultado de los esfuerzos de la compañía líder en sustentabilidad se concretó esta semana con motivo de la primera exportación de pacú arrocero a los Estados Unidos, hecho que marca un hito en la acuicultura sostenible de la Argentina ya que se enviaron siete toneladas de diversos cortes del pescado de agua dulce, originario del norte de Argentina, el sur de Brasil y Paraguay.

 

Cabe destacar que el acontecimiento no se hubiera concretado de no haber sido por el trabajo en conjunto que tuvo Patagonia con Puerto Las Palmas, un productor argentino ubicado en La Leonesa, Chaco, que diez años atrás buscaba respuestas a las dudas que la actividad arrocera generaba en el medio ambiente y la comunidad.

 

El destino los conectó con Néstor Gromenida, un acuicultor de pacú en Formosa, quien dijo: “No hay organismo más sensible que un pez. Si el ambiente está contaminado, no pueden crecer ni vivir. Pero si prosperan, es una prueba irrefutable de que el ambiente está sano”. A partir de esa relación surgió la innovadora idea de adaptar las parcelas de arroz para criar pacú después de la cosecha.

 

Puerto Las Palmas aprovechó la infraestructura de canales y riego del arroz e hizo una primera prueba con pacú. El resultado fue mejor de lo que se estipulaba: los peces se desarrollaron de manera impresionante y descubrieron que el rastrojo del arroz era un buen alimento natural. Asimismo, como animales omnívoros, los pacús también comían caracoles y otros organismos que suelen tener bajo amenaza el cultivo de arroz, creando un ciclo virtuoso basado en la naturaleza, es decir, una vez que finalizaba el ciclo del pacú, la parcela quedaba en condiciones ideales para volver a cultivar arroz.

 

“La innovación que generamos al incorporar el pacú a la producción de arroz nos permitió ver cómo la naturaleza puede mejorar la calidad de una proteína, proporcionando alimento natural a los peces y potenciando el medio ambiente. Las piletas de pacú y arroz, junto con nuestra reserva natural, crean un ecosistema integrado que atrae nuevas especies nativas y mejora la biodiversidad. Así nació el pacú arrocero”, explica Martín Meichtry, director del Grupo Puerto Las Palmas.

 

Los beneficios del pacú

 

Cabe destacar que el consumo de pacú arrocero cuenta con varios beneficios para la salud gracias a su alto contenido de proteínas y fácil digestión. También, señalan los productores, presenta en las grasas un alto contenido de ácidos grasos insaturados que son fundamentales para funciones cardiovasculares, neuronales y hormonales. Así, la carne del pacú arrocero es de alta calidad y excelente sabor; “sí a esto se suma el efecto beneficioso para la biodiversidad de este sistema productivo, es fácil entender por qué cautivó a un mercado tan exigente”, reconocen.

 

Provisions, la unidad de negocios para promover la agricultura orgánica regenerativa de Patagonia, tiene como objetivo escalar el modelo regenerativo e inspirar a otros productores. En concreto, hoy en día tienen cerca de 1.000 hectáreas, pero el potencial de crecimiento es de más de 100.000.

 

“La producción de alimentos regenerativos es una forma más de poner el mercado al servicio de las soluciones sociales y ambientales que necesita el planeta e inspirar a otros productores a seguir este camino”, asegura Agustín Fox, gerente de Patagonia Inc. en Argentina.

 

La exportación fue fiscalizada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que habilitó la planta frigorífica de Puerto Las Palmas para exportar a los Estados Unidos después de verificar que cumpliera con los requisitos de inocuidad solicitados por el país de destino. El organismo de control nacional también fiscaliza diariamente la faena de pescados, asegurando que el establecimiento cumpla con las buenas prácticas de manufactura, procedimientos operativos estandarizados de saneamiento, manejo de plagas y análisis de puntos críticos de control, garantizando así que el producto alimenticio esté en óptimas condiciones sanitarias y proteja la salud de los consumidores.

 

Por Victoria Vera Ziccardi para La Nación.-

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