Purmamarca no es solo un cúmulo de bellezas naturales, también dentro de su extenso territorio se llevan a cabo pequeños emprendimientos de productores locales que dan a conocer otra de las virtudes de la región, los sabores autóctonos. Hasta allí viajamos para conocer “Dulces la Ciénaga” productos elaborados con frutos de la región.
El sol se abre paso entre los cerros de La Ciénaga en Purmamarca, Jujuy. El frío de la madruga comienza a atenuarse entre los árboles de durazno que cuidadosamente cultivó Rosario Lourdes Jerez. El paisaje se tiñe de color y aquello que podría pensarse como una tierra hostil está llena de vida. El aroma de los durazneros invade el lugar y una nueva jornada de mucho trabajo inicia.
Lourdes impulsó este proyecto productivo sustentable. Se supo privilegiada del lugar donde vivía. Rodeada de una belleza natural única en La Ciénaga enclavada en Purmamarca, se dijo a sí misma que era necesario aprovechar lo que la tierra le ofrecía. Así surgió un producto artesanal y saludable.
La materia prima es durazno. Lourdes Jerez, su esposo y sus hijos aceptaron el desafío de trabajar la tierra y producir un producto 100 % artesanal. “Al ver la cantidad de duraznos que se producían decidimos comercializar una parte”, contó Lourdes. La quinta cuenta con 250 árboles frutales aproximadamente. No se utilizan fertilizantes químicos pues la génesis de este proyecto es ofrecer un producto agroecológico. De los duraznos como materia prima, se elaboran dulces libres de conservantes.
Al principio la familia aprovechaba algunas de las frutas para la elaboración de dulces y comercializaba esos productos con sus vecinos, sus amigos y allegados. Nunca imaginaron sin embargo que aquella actividad productiva familiar se convertiría en una demanda de mercado. Lourdes, señaló en este punto que advirtieron “la necesidad de mejorar poco a poco el sabor de nuestros productos y crear una imagen, una identidad.” Así surgió “Dulces la Ciénaga” haciendo honor a la tierra que producía la materia prima.
Los inicio de este emprendimiento puede señalarse en el año 2017. La Secretaría de Economía Popular fue la que les abrió las puertas a capacitaciones para la elaboración de dulces lo que les permitió mejorar la calidad de producción. El acompañamiento continuó con la llegada de un préstamo que al emprendimiento le permitió adquirir herramientas para mejorar la producción. En el año 2019, mediante un crédito lograron cercar el predio frutal. Posteriormente, accedieron a capacitaciones orientadas en ventas y márketing digital lo que favoreció que el producto se visibilice fuera de los límites donde se comercializaba hasta ese momento.
Actualmente “Dulces la Ciénaga” se comercializa en el local que tiene el emprendimiento familiar en el pueblo de Purmamarca, (Libertad 211, casi esquina Belgrano). También en la ciudad de San Salvador, en el “Almacén Andino” (Galería Unión de Empresarios). La venta online es una opción disponible y para ello las redes sociales funcionan como un nexo (@dulcelacienaga)
En la quinta de Lourdes y su familia, la principal producción es dulce de durazno y cayote. Con el tiempo se fueron incorporando los almíbares de ambas frutas y en estos momentos la producción anual aproximada es de 2.000 frascos. También producen dulces de pera, jaleas de membrillo y uva. “Incorporamos una pequeña producción de alfajores de membrillo y cayote”, detalló la productora que orgullosa de los logros alcanzados confiesa que anhela alcanzar el reconocimiento de la excelencia en la producción a nivel provincial. Proyecta generar empleo local en un futuro inmediato mientras se prepara para ser parte de ferias y eventos que visibilicen su producto en el mercado provincial y nacional. “Estamos trabajando para dar a conocer un producto cien por ciento de Purmamarca”, enfatizó.
El sol se esconde. Ahora tiñe el campo frutal de color rojo profundo que se bifurca entre los cerros con tonalidades naranjadas. El trabajo está en pausa. Mañana será un nuevo día, una nueva oportunidad para que la riqueza de la tierra explote en colores y aromas que se transformarán en productos artesanales y agroecológicos con un condimento especial: amor y respeto por la Madre Tierra.