Creció 14% por encima de la media nacional. Se calcula que hay un 20% de operaciones informales. A eso se apuntará con la ampliación de las facultades de la Dirección General de Rentas. Pronostican que el crecimiento continuará.
La economía de Misiones creció fuertemente durante el año pasado. El resultado final del Producto Bruto Geográfico alcanza a los 15 mil millones de pesos, más de cinco mil millones de pesos que en 2004, cuando el PBG marcó 9.192.469.000 pesos.
Se estima que si se suma la evasión y la elusión fiscal, la economía misionera movió durante el año pasado más de 15 mil millones de pesos, con un crecimiento de 14 por ciento, por encima del crecimiento de la media nacional. En 2004, la economía misionera había crecido 9.6 por ciento, por lo que el salto cuantitativo es importante.
Aunque el informe definitivo todavía no está concluido, el director de Rentas de la provincia, Miguel Arturo Thomas, adelantó en exclusiva a este diario, en base a un cruzamiento de datos de la DGR y el Instituto Provincial de Estadística y Censos, los resultados macros de la economía misionera. Según dijo, los sectores de comercio, servicios y la industria, facturaron el año pasado nueve mil cuatrocientos millones de pesos, el turismo otros cuatrocientos, las exportaciones 2.200.000.000 y el sector primario 1.200.000.000 millones de pesos.
Sin dudas, el sector más pujante sigue siendo la industria, pero las exportaciones misioneras cobran cada vez más espacio en el PBG, junto a la silvicultura.
Los pronósticos indican que la construcción seguirá con su ritmo creciente y de pleno empleo, pero con probables problemas de costo-beneficio, ya que los salarios de los obreros aumentaron sensiblemente en el último año, licuando el porcentaje de ganancias.
Todo al negro
En el balance final debe anotarse un movimiento informal de la economía -en negro- que alcanza a casi el 20 por ciento de la actividad. Ese 20 por ciento de operaciones en negro también repercute en el empleo informal, que alcanza a casi la mitad de los trabajadores y tiene un impacto muy fuerte en la pobreza, ya que no cuentan con jubilaciones, aportes ni obra social, lo que disminuye su calidad de vida.
A ese nicho es donde quiere apuntar Rentas con las amplias facultades que le dio la Cámara de Diputados el último jueves. Tendrá facultades para abrir cuentas, realizar allanamientos e imponer fuertes multas y sanciones a los morosos y evasores. Aunque la ampliación de la base imponible del impuesto a los Sellos generará una mayor recaudación, el Gobierno sostiene que no habrá ningún impacto en el pequeño contribuyente, sino que se atacará a los grandes evasores.
Thomas sostiene, a diferencia de lo que plantean empresarios e industriales, que no existe una fuerte presión fiscal en la provincia y que los que están al día y cumplen con sus obligaciones, no deben preocuparse por las nuevas medidas.
A los números se remite: de acuerdo al Producto Bruto Interno, la presión fiscal promedio del país es de 2.46 por ciento. Si se le agregan las tasas municipales, alcanza a 3.96 por ciento. En cambio, en Misiones, para los que están al día con el pago de Ingresos Brutos, la alícuota es del 2.25 por ciento y de acuerdo al Producto Bruto Geográfico -lo que facturan las empresas-, alcanza al 1.57 por ciento.
“Si hubiera exceso de presión fiscal, no venderían lo que venden, lo que exportan. No vendían nuevas industrias o las principales cadenas hoteleras del mundo a instalarse en Misiones. Hoy el problema no es el impuesto, sino la crisis de crecimiento. Faltan bienes de capital que no hay en el país, por ejemplo, las yerbateras están necesitando empaquetadoras”, explica Thomas.
Para el funcionario, la política oficial tuvo mucho que ver con el crecimiento de la economía. “Los que no lo admiten, viven en una burbuja, pero la gente ya no le cree más a los agoreros”, opina.
Thomas recordó que fue el Gobierno el que presionó por mejores precios para los productos primarios, como la yerba, el tabaco o el té. “Se apostó por la industrialización y no más por vender tablas y comprar los muebles. Se puede pensar en una industria made in Argentina y made in Misiones. Los misioneros soportaron la degradación total de su economía y el sistema rural fue el más afectado en los 90, cuando ganaron los bancos y las financieras o los grandes grupos concentradores de riquezas. El laburante pasó las de Caín y Abel con el desarraigo y un éxodo que ahora se está revirtiendo.
Volvemos a la provincia que se nutre de su chacra. El hijo del colono o del tarefero ahora está en la escuela, porque tienen escuelas rurales. Falta mucho por hacer, no lo vamos a negar, pero si seguimos por este camino y lo perfeccionamos, aún con errores, podemos llegar al éxito”, pronostica.