Por Alejandro Pegoraro. Director Ejecutivo de www.RegionNorteGrande.com.ar
La noticia, inesperada pero no tanto, de la renuncia de Martín Guzmán a su cargo de ministro de Economía sacudió la política nacional, particularmente por el contexto en que se dio dicha decisión y – sobre todo – su comunicación.
La interna política dentro del FdT se llevó a otro soldado del albertismo; semanas atrás fue Kulfas y ahora Guzmán, dos de los principales ministros que respondían al presidente de la Nación y donde apoyaba todos los autoconsignados logros de gestión.
¿Qué impactos tiene para el Norte Grande esta salida del ahora ex ministro? Martín Guzmán nunca fue un funcionario presente en el territorio y para el territorio. Su función principal, desde su asunción y hasta la fecha, estuvo enfocado en la resolución de la deuda y al esquema fiscal macro argentino. Por el contrario, todo lo vinculado a la política fiscal, tributaria y de desarrollo económico hacia adentro del país, se descentralizó en sus funcionarios (como Roberto Arias o Raúl Rigo) o bien en el Ministerio de Desarrollo Productivo.
Guzmán no tuvo (ni quiso tener) una relación frecuente con los gobernadores. De hecho, si observamos todo el pliego de reclamos y demandas del Consejo Regional del Norte Grande, desde su conformación hasta la fecha no existió intervención alguna de su parte para buscar respuestas.
Así como Guzmán no tuvo protagonismo en los logros para las provincias de la región, sí tuvo injerencia en el bloqueo de iniciativas. La más clara es la vinculada al veto de la zona aduanera para Misiones, entre otras. Pero además, el (ahora) ex ministro estaba en la mira de los gobernadores durante los últimos meses porque en su plan presupuestario diseñado para cumplir las metas con el FMI las provincias eran uno de los principales factores de ajuste, sobre todo en recursos para obra pública y en convenios de asistencia financiera.
La cuestión de los subsidios fue otra discusión donde Guzmán brilló por su ausencia y dejó entrever que no estaba de acuerdo en una ampliación de recursos del Estado nacional a las provincias del interior para solucionar esta problemática.
¿Es entonces favorable para el Norte Grande la salida de Guzmán? No necesariamente ya que todo movimiento de esta índole, y en estos contextos, sacuden a una ya inestable economía nacional con todo lo que esto conlleva: incertidumbre en el mercado, falta de horizonte de una política económica que resuelva problemas macro como la inflación, inicio de una nueva hoja de ruta sin conocer los impactos hacia las provincias y tantos otros.
Pero aquí se abre otro interrogante: ¿Favorece al Norte Grande la llegada de Silvina Batakis? A priori, sí.
La flamante (ahora) Ministra ocupaba hasta hace unas horas un cargo fundamental para las provincias que no siempre es bien dimensionada. Era la Secretaria de Provincias dentro del Ministerio del Interior y a través de ella no solo se manejaban cuestiones vinculadas temas muy sensibles como el Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial, uno de los más importantes (sino el más) para las provincias en términos de financiamiento.
Se podría intuir que esto – sumado al hecho de que es una persona que ya fue Ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires en la gestión de Daniel Scioli – generaría cierta “mirada especial” desde MECON hacia los distritos sosteniendo o ampliando programas de apoyo para proyectos de desarrollo, abriendo mayores canales de diálogo y de financiamiento y atendiendo situaciones puntuales que surge de las provincias que piden soluciones de índole estructural.
Pero Batakis tendrá el desafío de congeniar las demandas provinciales a un contexto macro inestable. ¿Qué buscan las provincias? Apoyo vía financiamiento y legislación (que podría afectar la situación de Tesoro). ¿Qué busca el MECON en términos generales? Reducir el déficit, impulsar la economía y tender un camino de crecimiento.
La pregunta que surge es cuál de estos objetivos pesa más. Brindar apoyo a las provincias con recursos para, por ejemplo, infraestructura; necesariamente impacta positivamente en el trazado de un sendero de crecimiento de la actividad pero también debilita al Tesoro y no colabora en el camino a cerrar el déficit. ¿Qué primará entonces en esta nueva gestión? Es muy pronto para determinarlo.
Con Batakis dirigiendo la carta económica las provincias del Norte podrán tener, por los menos, la certeza de la apertura de un canal de diálogo mucho más fluido. Pero no se debe pensar que el rumbo de la gestión cambie notablemente debido a las débiles muy marcadas que hay en la macro nacional. Los gobernadores, por su lado, también enfrentan una disyuntiva: aliviar reclamos en pos de fortalecer la economía nacional primero; o sostenerlos con incremento de fuerza en su reclamo creyendo quizás que esa es la manera de crecer.
La contraposición de paradigmas conceptuales, filosofías políticas en torno a la idea de desarrollo regional pero también al nivel de apoyo al gobierno nacional hace que, quizás, no exista una respuesta unánime respecto del camino a tomar en este proceso. Pero lo que nadie duda es que el Norte Grande debe continuar trazando una agenda común.
Las políticas de estado, ese concepto tan usado en la prédica pero tan poco implementado en las decisiones de política pública en la Argentina, no conoce de contextos. Por el contrario, se adapta el contexto al camino y no al revés.
Si el Norte Grande es una política de Estado, como coinciden los gobernadores, entonces se buscará la manera de profundizar el camino iniciado más allá de los nombres que circunstancialmente ocupan los cargos. Éste es un momento clave para definir esto.