La compañía, controlada por la francesa Eramet (50,10%) y la china Tsingshan (49,90%), decidió reorganizar su programa de expansión e incrementar los volúmenes que tenía previstos para la primera etapa, para aprovechar la demanda mundial que existe sobre el metal.
Originalmente, la empresa planeaba construir una planta con una capacidad de 24.000 t/a de CLE en la fase inicial y, una vez terminada, ampliarla para producir otras 48.000 extras, en un terreno ubicado a 30 kilómetros, dentro de su misma propiedad.
Sin embargo, el desembarco de la siderúrgica Tsingshan como nueva accionista, aceleró todos los procesos. Esto llevó a Eramine Sudamericana a dividir la segunda etapa en dos partes iguales y a desarrollar una de ellas en paralelo con la primera, afirma una fuente cercana a la compañía.
De esta forma, la primera y segunda etapa se construirán en paralelo, mientras que la restante se realizará más adelante, para mediados de 2024, cuando ya ambas estén en funcionamiento.
La compañía tendrá en las próximas semanas, cuando cuente con los resultados preliminares de las perforaciones que viene llevando adelante en el salar Centenario-Ratones, como parte de su programa de exploración.
Sin embargo, la decisión final de inversión se tomará recién para fines de este año cuando Eramine Sudamericana cuente con datos más sólidos de los estudios de recursos, explica la misma fuente.
Otro de los cambios que realizó la minera fue el de la inversión total que requerirá el desarrollo completo del proyecto, ya que se incrementaron tanto los costos de los equipamientos como los de la logística.
“Se renegociaron todos los contratos. Se dividieron en siete paquetes y se conversó uno por uno con los proveedores, lo que produjo el incremento en los costos. La logística solamente subió el 30%”, resalta la fuente.
Esto llevó a que el desembolso necesario para la construcción de la primera etapa aumentara un 24,19% a 770 millones de dólares de los 620 millones originales, detalla. De estos, la empresa ya lleva pagados 220 millones a sus proveedores y, ahora, deberá aportar otros 500 millones más para completar las obras.
A estos problemas, se la suman otros nuevos que surgieron en las últimas semanas luego de la depreciación que sufrió el peso tras la salida del ministro de Economía, Martín Guzmán.
“Estamos teniendo inconvenientes con los proveedores para negociar los precios de los materiales, como el hierro y el acero, porque no saben cuál es el valor del dólar al que tienen que calcularlos y no nos quieren vender”, afirma la misma fuente.
La compañía está analizando diferentes alternativas para tratar de solucionar este problema que podría paralizar los trabajos en Salta. Una posibilidad es pagarles la moneda estadounidense al valor del blue, lo que les implicaría un mayor costo ya que los fondos que traen al país los liquidan a la cotización oficial, señala.
Eramine Sudamericana, en tanto, sigue esperando la aprobación de la actualización de la declaración de impacto ambiental (DIA) del proyecto que le presentó a las autoridades mineras salteñas en abril.
A pesar de esto, la empresa ya arrancó con las obras con el permiso que le habían otorgado en diciembre de 2019 y espera tener terminada la planta y en operaciones para comienzos de 2024.
Fuente: Desarrollo Enerético.-