Pese a que 2010 será mejor, la falta de medidas preferenciales para el NEA imposibilitan a las fabriles locales crecer y salir del atraso. Una alícuota diferencial del IVA podría ser muy eficiente.
Empresarios del rubro textil señalaron que para poder invertir y revertir el atraso estructural que ya lleva 15 años, necesitan iguales condiciones de competitividad, es decir contar con promociones fiscales.
Mientras hoy varias provincias buscan prolongar las promociones fiscales en el NEA, los esfuerzos para mantenerse en pie se incrementan día a día. Un corte de luz de media hora significa perder la mitad de la producción diaria. Desde finales de diciembre no hubo días con suministro ininterrumpido.
El industrial Pablo Seferián explicó que “necesitan tener las mismas oportunidades que otras regiones del país para poder crecer. Los empresarios que sólo pagan un 50 por ciento de IVA, lógicamente podrán destinar más inversiones y crecer rápidamente”.
“Nosotros no estamos en las mismas condiciones, las empresas de Goya, Esquina, Monte Caseros y en la capital correntina, tienen menos posibilidades que otras que están radicadas en San Luis y La Rioja”, agregó.
El sector textil, una de las pocas industrias que está asentada en nuestra provincia, necesita políticas de Estado para poder revertir la situación de atraso, sobre todo en materia tecnológica.
Sin ellas será imposible que puedan comenzar a crecer para acortar la brecha con otras regiones y mucho menos ponerse a competir con las grandes textiles del mundo.
Perspectivas para este año
“Si bien no estamos mal, tampoco hoy estamos para tirar manteca al techo. La administración de las importaciones ayudó al sector. Estamos trabajando bien pero no hay una superproducción”, sintetizó Seferian.
Para los textiles que durante parte de 2008 y del año pasado debieron suspender a parte de sus trabajadores, la economía del país no crecerá lo suficiente como para provocar un boom.
Más bien se trata de efecto acomodo para los fabriles correntinos, una posibilidad para mantenerse en pie, mantener la producción en un nivel aceptable, pero muy lejos de las grandes épocas.
Los textiles son como las golondrinas de los mineros: son los primeros en crecer cuando la economía toma impulso, pero también son los primeros en caer cuando la rueda deja de marchar.
Si ellos hoy no creen en un boom es porque no lo habrá, tampoco hablan de un repunte importante. Nada más habrá suficiente actividad como para que no haya nuevos ajustes en sus empresas.
La industria textil debería ser un pilar fundamental en una región netamente algodonera, con las dos provincias que son productoras de la fibra por excelencia, pero por políticas nacionales el desarrollo fabril es escaso.
Desde hace 20 años no hay inversiones fuertes, salvo el caso de Chaco, donde se radicaron capitales brasileños con aportes importantes de los bancos brasileños y del gobierno de esa provincia.
Sin embargo, la industria textil no es importante;cada año se reduce más. Este extraño fenómeno se debe a dos razones: las promociones fiscales para otras provincias y la falta de infraestructura.
Una compensación provincial sería una buena posibilidad, pero no alcanzaría para mucho, en cambio una diferenciación impositiva, tanto para importar maquinaria como para la fibra producida, podría cambiar el panorama.
Son medidas que la Nación debería tomarlas automáticamente, pero no es así. Todos los gobiernos, desde el presidente Raúl Alfonsín hasta Cristina Kirchner, se empecinan en negar esa posibilidad al NEA.
Esta región quedó relegada no sólo por una hipótesis de conflicto con los países hermanos, también influyó las políticas de los últimos 20 años y por sobre todo la promoción fiscal.
